Pues sí, Volvo ya ha empezado a realizar crash-test específicos a sus prototipos de coches eléctricos. Estos crash-test son especiales, debido a las características de este tipo de vehículos, y se dividen en diferentes fases:
Primero, se prueban los componentes de manera independiente, a continuación los sistemas completos y, para terminar, se prueba el vehículo en conjunto, tanto virtualmente como físicamente.
Para proteger la batería en caso de colisión, esta se sitúa en la parte trasera del vehículo, entre las ruedas, sólidamente encapsulada. En el caso de que se produjera una fuga de gas en la batería, unos conductos especiales expulsan el gas por la parte inferior del vehículo, protegiendo a sus ocupantes.
El experto en seguridad de Volvo, Thomas Broberg, asegura que ”los automóviles de alimentación exclusivamente eléctrica pueden resultar más seguros incluso que los coches con motor de combustión”.
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